Mitología: Pérdix

¡Salvete omnes! Hoy vengo con la intención de rescatar de las estanterías llenas de polvo la sección de mitología. Llevo tiempo pensando en qué nueva narración mitológica puedo contaros y por fin me he decidido por una historia corta pero muy interesante. Se trata de un mito que aparece en Las Metamorfosis de Ovidio y que involucra a ciertos personajes que seguro, os suenan de algo.

La caída de Ícaro, de Rubens.

 Hoy nos centramos en la figura de Dédalo. Muchos lo conoceréis por el mito de Teseo y el Minotauro, pues Dédalo es quien construye el famoso laberinto de Creta en el que está encerrado este monstruo mitad toro mitad hombre. Minos, quien mandó a construir el laberinto, también encerró en él a Dédado y a su hijo, Ícaro. Construyeron unas alas que les permitieron escapar de la estructura, pero Ícaro voló demasiado cerca del sol y murió. Estoy segura de que, como mínimo, os sonaría un poco esta historia. No por algo ha sido representada en multitud de ocasiones. 

Y es a partir de este momento cuando nuestra narración empieza. Dédalo estaba enterrando a su hijo mientras una perdiz cantarina no dejaba de acusarle. Más tarde, su hermana le pidió que se hiciera cargo de la educación de su hijo de doce años. 

Este último tenía por nombre Pérdix. Así lo hizo Dédalo. Y, de hecho, el muchacho fue un gran inventor: la sierra, el compás... son ejemplos de lo que hizo. Esto hizo que Dédalo se sintiera celoso de su propio sobrino y decidió lanzarlo desde lo alto de la Acrópolis de Atenas. Obviamente, la versión oficial fue que el chico había resbalado. Qué torpe el pobre, ¿eh?

Pero no os preocupéis: Palas, protectora del talento, sostuvo a este joven prodigio. Y lo transformó en una perdiz. De ahí que este ave vuele siempre bajo, pues tiene miedo a las alturas y recuerda todavía su caída.

Este es el mito que he decidido traeros hoy y del que me gustaría hablar un pelín más. Porque la historia que cuenta es interesante, sí. Pero quiero que os fijéis en lo guay de los mitos y es que, ya lo he comentado en otras ocasiones, servían para explicarlo todo. En concreto en Las Metamorfosis de Ovidio tenemos ese componente de cambio: personajes que se transforman en animales, plantas, piedras... Y con esos cambios y el poder de los dioses se explicaba cómo surgían las cosas. Y fijaos qué detalles con el hecho de que el chico que se transforma en ave en este mito lo haga en una perdiz que vuele bajo... Es sencillamente fascinante.

Compartido ya el mito y un poco mí forma de ver la mitología, me despido. Espero que os haya gustado.

Ahora os toca contarme a mí... ¿conocíais este mito? ¿Qué mitos conocéis? ¿Alguno que queréis que os cuente en próximas entradas?